Somos seres sociales, necesitamos de los demás y los demás de nosotros para alcanzar lo que deseamos y esto puede ser legítimo si se produce en una relación simbiótica o en la que el que da y no busca nada a cambio lo hace libremente. Pero si alguien intenta usar a otro para conseguir sus deseos sin importarle el otro, cosificándole como si fuese un objeto, sin tener en cuenta su dignidad, es un manipulador.
Manipular es equivalente a manejar, tratar a una persona o a un grupo como si fuesen objetos, con el fin de manipularlos.
El manipulador utiliza una forma sutil de engaño, la reducción para que aceptes sus condiciones sin que tus razones inteligentes puedan mediar, por lo que atenta a tu libertad, aunque aparentemente has decidido libremente porque no te han obligado, pero ni siquiera te ha convencido con razones sino que ha orientado tu voluntad astutamente con sugestione que van dirigidas a que tomes las decisiones que más convienen a los fines del manipulador.
Detrás de la manipulación existe una búsqueda de poder y control ante la inseguridad que le provoca la libertad de otra persona. Utiliza estrategias en las que intenta tocar los puntos débiles del otro para que anule sus deseos y ceda ante las necesidades del manipulador.
Una de las prácticas más utilizadas es la manipulación emocional, sobre todo en las batallas de pareja, en las que se utilizan los sentimientos de culpa y la actitud victimista, con formas de chantaje emocional que se infiltran de forma encubierta y que son un terreno idóneo para el control mediante el lenguaje con frases como: “tú verás… ”, “yo hice por ti…”, “no hace falta que vengas…tienes mucho que hacer…”.
Una manera de desmontar las trampas de un manipulador es hacerlas explícitas verbalizándolas, diciéndole por ejemplo, “lo que quieres es hacerme sentir culpable”.
Todos somos manipulados por los medios de comunicación de masas que quieren convertirnos en clientes, lo que puede ser legítimo, pero pueden llegar a ser peligrosos cuando utilizan estrategias que atentan contra la autoestima, como en el caso de ideales irreales de belleza, de ciertas formas y estilos de vida y sobre todo cuando provocan cambios en los valores sociales.
Otra forma muy poderosa es la manipulación ideológica que intenta modelar el pensamiento de las personas y los pueblos con el fin de adquirir dominio sobre ellos de forma rápida y fácil con formas de manipulación demagógicas que suelen mostrar un notable refinamiento, ya que son programadas por profesionales de la estrategia.
Desgraciadamente no existe un antídoto contra este virus invasor y lo cierto es que la práctica de la manipulación altera la salud espiritual de personas y grupos y se hace imposible exterminar la perversidad y reducir el alcance de los medios de comunicación, así que la única defensa posible además de estar alerta, es cultivar el arte de pensar a través del conocimiento y la creatividad.
El poder de la sugestión que introduce un manipulador en nuestra mente es mayor que el de cualquier sugestión producida en un trance hipnótico.
Que no te llenen de ilusiones y acaben convirtiéndote en un iluso.
Imagen: Enrique Sánchez Sostre