No es fácil definir qué es la sugestión. Podemos decir que es una idea introducida en el cerebro y aceptada por él. La palabra sugestión viene de las palabras latinas sub genere, que significan introducir por debajo. Por lo tanto, cuando somos sugestionados no nos damos cuenta de ello. De hecho, durante las veinticuatro horas del día estamos recibiendo sugestiones mientras nuestra mente está distraída y sin que seamos conscientes de ello.
La sugestión es una de las fuerzas más poderosas del mundo. Somos sugestionados desde niños y las sugestiones tanto positivas como negativas tendrán una gran influencia en nuestra forma de pensar y de actuar cuando nos convertimos en adultos.
Por ejemplo, si en nuestra vida pasada han magnificado nuestros errores y fracasos hasta hacerlos parecer terribles, tendremos la tendencia a sentirnos culpables en exceso cuando tenemos un fallo o algo nos sale mal, porque estas sugestiones actúan con más fuerza en nuestra vida ya que las aceptamos como pensamientos inalterables.
Si nos paramos a pensar en nuestras costumbres y comportamientos, nos daremos cuenta de que somos víctimas de la sugestión colectiva. Seguimos los mandatos de las modas y costumbres hasta el punto de que si una persona no se comporta según el molde establecido, es considerada extraña.
¿Cuántos mensajes publicitarios recibimos diariamente sin darnos cuenta? La fascinación de un perfume, una dieta para adelgazar en pocos días que anuncia un modelo al que la mayoría le gustaría parecerse son sugestiones. Incluso cuando visualizamos un logotipo, éste tiene efectos hipnóticos y cuando se adquiere un producto se recuerda.
La autosugestión también forma parte de nuestra vida continuamente. Lo que nos decimos tendrá una repercusión directa en nuestras emociones, de manera que nuestras autosugestiones están íntimamente relacionadas con la información anterior, recibida en nuestra infancia, en el medio sociocultural y con la información presente que afecta a nuestro subconsciente.
La mente subconsciente no duerme nunca.