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En los últimos años, con la cultura de la inmediatez y del consumismo, ha proliferado la búsqueda de la felicidad y el bienestar con recetas mágicas o milagrosas, lo que ha arrastrado, a muchos que sufren o sienten insatisfacción con sus vidas, a refugiarse en movimientos de autoayuda dudosos o poco fiables.

Los medios de comunicación de masas, y en especial, las redes sociales, nos bombardean con consejos para cambiar de vida, de mejorar la pareja, con métodos de superación… y multitud de reflexiones falsamente atribuidas a la Psicología Positiva.

La Psicología Positiva, fue desarrollada a finales de los años 90 por Martin Seligman, Presidente de la Asociación Americana de Psicología, que dedicó gran parte de su trabajo al estudio de la indefensión aprendida y su relación con la depresión. Hasta entonces, durante las últimas décadas, La Psicología se había centrado en el tratamiento de los trastornos mentales y en los aspectos negativos de la mente humana, olvidando sus características positivas, por lo que las psicoterapias se  focalizaban  en la eliminación de las emociones negativas, como la apatía, la tristeza, la indefensión… En este sentido, determinadas fortalezas y características humanas como el optimismo, el humor, la creatividad, la perseverancia y otras muchas, previenen la aparición de trastornos mentales y mejoran la calidad de vida de las personas.

El objetivo de la Psicología es, además de curar los trastornos mentales y tratar el sufrimiento, potenciar los aspectos positivos de las personas. Ahora bien, es necesario dejar claro que la Psicología Positiva ha sido utilizada de forma poco ética y fraudulenta por movimientos de índole filosófica y espiritual con métodos dudosamente establecidos que venden un optimismo irracional y que no exagero al decir que pueden perjudicar seriamente -y me consta- la salud mental de algunas personas.

La Psicología Positiva, en esta búsqueda de lo mejor del ser humano para extraer las cosas buenas, no confía en los sueños dorados, los espejismos o las utopías. Por el contrario, se encuentra muy distante de los métodos de autoayuda no científicos que desgraciadamente tanto abundan.

La verdadera Psicología Positiva aporta una perspectiva en la Psicología y la Salud Mental que apoya y complementa la que ya existe.

Es cierto que el humor y la risa reducen el estrés y sirven de válvula para liberar tensiones, pero no podemos exigirnos estar siempre felices. Debemos mirar al futuro con optimismo, pero no podemos vivir solo de ilusiones de una manera pasiva.

Creo profundamente en lo bueno del ser humano, eso sí, desde la aceptación de su esencia, de sus posibilidades y dificultades y de sus emociones negativas y positivas. Que no nos cuenten películas…

“Si se trata a una persona…como si fuese lo que debería ser,… esa persona llegará a ser lo que debe ser y puede ser” (Goethe).

Imagen: Enrique Sánchez Sostre